¿Una vara de medir distinta para el derecho a la vida de los hijos de Irene Montero?
En una reñida votación, el parlamento argentino ha aprobado una ley que permitirá abortar libremente hasta las 14 semanas (más allá en algunos supuestos) por 129 votos a favor y 125 en contra.
En España, la alegría y la tristeza ha ido por barrios. Llamativamente, una de las personas que ha expresado su alborozo por la noticia ha sido Irene Montero, la pareja de Pablo Iglesias.
El mensaje de Irene Montero resultaría chocante en sí mismo, al margen de toda circunstancia, siquiera por pretender que los abortistas “luchamos por la vida”. ¿Cómo se lucha por la vida acabando con ella? ¿Y por qué las feministas tienen que ser abortistas? ¿Es feminista dar de baja de la suscripción de la vida a los propios hijos y, no lo olvidemos, a las propias hijas en el 50% de los casos? Pero hay más.
Resulta que hace apenas unos meses Irene Montero anunciaba al mundo con alegría que estaba embarazada de 13 semanas y que dentro de ella crecían dos criaturillas. Montero reconoce por tanto que dentro de ella crecen dos criaturas. Es decir, que no son ella. Que están en su cuerpo pero no son su cuerpo.
En aquel momento todos le deseamos lo mejor y nos alegramos. Sin embargo, resulta difícil dejar de reparar en el hecho de que esas dos criaturillas de 13 semanas, que recientemente desveló Pablo Iglesias que se llamarán Manuel y Leo, podrían ser legalmente eliminadas según la ley argentina que tanto celebra Irene Montero. ¿Acaso, sin embargo, Manuel y Leo son más humanos y más merecedores del derecho a la vida y de protección que los niños argentinos? ¿Lo son más que los niños españoles o los de cualquier otro sitio del mundo? ¿O a Irene Montero todavía le parecen eliminables sus hijos? ¿Qué pensaría Irene Montero de alguien que les hiciera daño a sus hijos aunque todavía no hayan nacido? ¿Por qué si alguien les hiciera algo en este momento a los hijos de Irene Montero sería horrible pero si lo hiciera ella sería menos horrible? ¿Acaso lo que da valor a la vida de un niño no es que sea un ser humano y no que sea o no deseado? ¿O es que los derechos humanos no son universales? ¿O es que lo progresista no es proteger a todos los niños?
Por todo lo anterior nos sigue pareciendo una magnífica noticia el embarazo de Irene Montero, pero no entendemos su alegría por la aprobación de una ley abortista. No sólo hay que proteger la preciosa vida de Manuel y Leo, sino la de todos los niños.
En una reñida votación, el parlamento argentino ha aprobado una ley que permitirá abortar libremente hasta las 14 semanas (más allá en algunos supuestos) por 129 votos a favor y 125 en contra.
En España, la alegría y la tristeza ha ido por barrios. Llamativamente, una de las personas que ha expresado su alborozo por la noticia ha sido Irene Montero, la pareja de Pablo Iglesias.
El mensaje de Irene Montero resultaría chocante en sí mismo, al margen de toda circunstancia, siquiera por pretender que los abortistas “luchamos por la vida”. ¿Cómo se lucha por la vida acabando con ella? ¿Y por qué las feministas tienen que ser abortistas? ¿Es feminista dar de baja de la suscripción de la vida a los propios hijos y, no lo olvidemos, a las propias hijas en el 50% de los casos? Pero hay más.
Resulta que hace apenas unos meses Irene Montero anunciaba al mundo con alegría que estaba embarazada de 13 semanas y que dentro de ella crecían dos criaturillas. Montero reconoce por tanto que dentro de ella crecen dos criaturas. Es decir, que no son ella. Que están en su cuerpo pero no son su cuerpo.
En aquel momento todos le deseamos lo mejor y nos alegramos. Sin embargo, resulta difícil dejar de reparar en el hecho de que esas dos criaturillas de 13 semanas, que recientemente desveló Pablo Iglesias que se llamarán Manuel y Leo, podrían ser legalmente eliminadas según la ley argentina que tanto celebra Irene Montero. ¿Acaso, sin embargo, Manuel y Leo son más humanos y más merecedores del derecho a la vida y de protección que los niños argentinos? ¿Lo son más que los niños españoles o los de cualquier otro sitio del mundo? ¿O a Irene Montero todavía le parecen eliminables sus hijos? ¿Qué pensaría Irene Montero de alguien que les hiciera daño a sus hijos aunque todavía no hayan nacido? ¿Por qué si alguien les hiciera algo en este momento a los hijos de Irene Montero sería horrible pero si lo hiciera ella sería menos horrible? ¿Acaso lo que da valor a la vida de un niño no es que sea un ser humano y no que sea o no deseado? ¿O es que los derechos humanos no son universales? ¿O es que lo progresista no es proteger a todos los niños?
Por todo lo anterior nos sigue pareciendo una magnífica noticia el embarazo de Irene Montero, pero no entendemos su alegría por la aprobación de una ley abortista. No sólo hay que proteger la preciosa vida de Manuel y Leo, sino la de todos los niños.